jueves, 26 de marzo de 2009

martes, 10 de marzo de 2009

El aluminio

El aluminio es un elemento químico, de símbolo Al y número atómico 13. Se trata de un metal no ferroso. Es el tercer elemento más común encontrado en la corteza terrestre. Los compuestos de aluminio forman el 8% de la corteza de la tierra y se encuentran presentes en la mayoría de las rocas, de la vegetación y de los animales.En estado natural se encuentra en muchos silicatos Como metal se extrae del mineral conocido con el nombre de bauxita, por transformación primero en alúmina mediante el proceso Bayer y a continuación en aluminio mediante electrólisis.
Este metal posee una combinación de propiedades que lo hacen muy útil en ingeniería mecánica, tales como su baja densidad (2.700 kg/m3) y su alta resistencia a la corrosión. Mediante aleaciones adecuadas se puede aumentar sensiblemente su resistencia mecánica (hasta los 690 MPa). Es buen conductor de la electricidad, se mecaniza con facilidad y es relativamente barato. Por todo ello es desde mediados del siglo XXHYPERLINK \l "cite_note-1"[2] el metal que más se utiliza después del acero.

CARACTERISTICAS FISICAS
Entre las características físicas del aluminio, destacan las siguientes:
Es un metal ligero, cuya densidad es de 2700 kg/m3 (2,7 veces la densidad del agua), un tercio de la del acero.
Tiene un punto de fusión bajo: 660 ºC (933 K).
El peso atómico del aluminio es de 26,9815 u.
Es de color blanco brillante, con buenas propiedades ópticas y un alto poder de reflexión de radiaciones luminosas y térmicas.
Tiene una elevada conductividad eléctrica comprendida entre 34 y 38 m/(Ω mm2) y una elevada conductividad térmica (80 a 230 W/(m·K)).
Resistente a la corrosión, a los productos químicos, a la intemperie y al agua de mar, gracias a la capa de Al2O3 formada.
Abundante en la naturaleza. Es el tercer elemento más común en la corteza terrestre, tras el oxígeno y el silicio.
Su producción metalúrgica a partir de minerales es muy costosa y requiere gran cantidad de energía eléctrica.
Material fácil y barato de reciclar.

CARACTERISTICAS MECANICAS
Entre las características mecánicas del aluminio se tienen las siguientes:
De fácil mecanizado.
Muy maleable, permite la producción de láminas muy delgadas.
Bastante dúctil, permite la fabricación de cables eléctricos.
Material blando (Escala de Mohs: 2-3). Límite de resistencia en tracción: 160-200 N/mm2 [160-200 MPa] en estado puro, en estado aleado el rango es de 1400-6000 N/mm2. El duraluminio es una aleación particularmente resistente.
Para su uso como material estructural se necesita alearlo con otros metales para mejorar las propiedades mecánicas.
Permite la fabricación de piezas por fundición, forja y extrusión.
Material soldable.
Con CO2 absorbe el doble del impacto.

jueves, 5 de marzo de 2009

la vida en las trincheras

1.- ¿Qué es una trinchera?
Antes de comenzar con el desarrollo de esta segunda etapa de la Primera Guerra Mundial, debemos aclarar el término de trinchera.
Una trinchera es un agujero excavado en la tierra, que sirve para proteger el avance de las tropas.
Detrás de las trincheras de primera línea, se encontraban las trincheras cubiertas, que servían para proteger en caso de que el enemigo atcara la primera. También existían trincheras de apoyo, que contaban con refugios subterráneos, donde descansaban los soldados que no estaban luchando.
Los suministros, alimentos y tropas de reemplazo eran llevados a travé de una red de trincheras de reserva y comunicaciones.
La zona que se hallaba entre las trincheras de ambos bandos recibía el nombre de “tierra de nadie”, un territorio muy peligroso, ya que solía estar cubierto de alambrados y se podía pasar a ser un blanco fácil para el enemigo.
2.- ¿Cómo se desarrolló la guerra de trincheras?
La Guerra de Trincheras comenzó en 1915, producto de la igualdad de fuerzas que llevó a un estancamiento en dos frentes: el occidental y el oriental
3.- ¿Cuáles fueron las condiciones de vida en las trincheras?
La guerra de trincheras fue muy dura para los soldados de ambos bandos. La falta de alimentos, el frío, el barro, la plaga de ratas y piojos, entre muchos otros factores, hicieron de sus vidas miserables. La guerra se alargaba cada vez más y parecía interminable. Los soldados debieron seguir soportando las duras condiciones en que vivían.
El Barro:
El mal tiempo fue la maldición de las trincheras. Una simple lluvia podía transformar todo en un mar de lodo. La situación de los soldados empeoraba, se dificultaba el movimiento, las trincheras se llenaban de barro.
El Frío:
Después del barro, la segunda maldición fue el frío. El invierno fue extremadamente duro, con temperaturas cerca de los -20º.C. Era casi imposible moverse en las trincheras. No se podía hacer fuego y los que vigilaban de noche sufrían un verdadero martirio. Como resultado de estar expuestos largos períodos en la humedad y el frío, los hombres adquirieron el llamado “pie de trinchera”, azules y sin vida, propensos a sufrir gangrena.
Ratas y Piojos:
Una multitud de ratas circulaba por las trincheras, atacando las escasas provisiones que tenían, además de los cadáveres de los soldados ya muertos en la guerra. No podían dormir, ya que incluso se atrevían a meterse bajo sus gorras si escondían allí comida.
La higiene en las trincheras dejaba mucho que desear y todos tenían piojos. Eran cientos, en cualquier parte del cuerpo y pasaron a ser una excelente cura para el aburrimiento.
El sufrimiento mental:
La vida en las trincheras fue debilitante en muchos aspectos, no sólo en lo físico, sino también en lo mental. Era aburrida y se tenía miedo a la muerte. Cada día moría gente, los soldados estaban a menudo cara a cara con la muerte. A veces los cadáveres se descomponían frente a las trincheras. La falta de sueño y la impotencia desmoralizaban las tropas. Los soldados se sentían miserables, deprimidos, agotados, sin ánimos para vivir. Muchos cayeron en desordenes mentales, especialmente durante los últimos años de guerra.
Testimonio de un soldado francés:
"Fuera, con los pies inmediatamente enterrados, sacudo trozos de barro glacial que me pesan en las manos... Retomo mi marcha, las piernas abiertas, atravesando la tierra blanda de los desprendimientos, sondeando prudentemente el fango que tapa los hoyos. Y pese a todo, a veces, el sitio hacia el que lanzado mi impulso se hunde, el barro aspira mi pierna, la agarra, la paraliza; debo hacer un gran esfuerzo para liberarla. Del fondo del agujero que se ha llenado en seguida de agua, mi pie saca un lío de cables en el que reconozca la línea telefónica. Justamente ahí aparece el telefonista encargado de reparar las líneas, trae la cara contraída por las agujas heladas de la lluvia: "¡Vaya desbarajuste! ¡No se ha conservado nada ahí dentro! ¡Sólo hay barro y cadáveres!". Si, cadáveres. Los muertos en los combates de otoño, que habían sido enterrados someramente en el parapeto, aparecen a trozos en los desprendimientos de tierra"